
Acroyoga
el arte de confiar, jugar y sanar en conexión
En Deep Roots Life, practicamos acroyoga no como una disciplina de fuerza o flexibilidad, sino como una vía sensible de encuentro humano. Una invitación a recordar que nuestros cuerpos pueden confiar, sostener, volar y ser sostenidos.
El acroyoga es una fusión entre acrobacia consciente, yoga y masaje tailandés, que en nuestras juntanzas se transforma en una herramienta poderosa para trabajar la confianza, la comunicación no verbal, la entrega y la regulación emocional a través del juego corporal.
Aquí no se trata de llegar a una postura perfecta, sino de abrir el cuerpo a la experiencia del otro, salir de la mente y entrar en el presente compartido.




¿Por qué el acroyoga sana?
El cuerpo es un mapa emocional. Y el contacto físico, cuando es consciente y seguro, activa procesos neuronales que regulan, reorganizan y desbloquean patrones inconscientes. En particular, el acroyoga genera beneficios notables:
Co-regulación del sistema nervioso
Al practicar en pareja, el sistema nervioso interpreta la experiencia como segura y reparadora. Se estimula el nervio vago, se reducen niveles de cortisol y se incrementan la oxitocina y las endorfinas.
Confianza y liberación del control
En el rol de “flyer” o volador, se trabaja la entrega y el soltar el control. En el rol de “base”, se desarrolla el sostén consciente, el equilibrio y la responsabilidad corporal.
¿Qué incluye esta experiencia?
¿Quién puede participar?






Prácticas de acroyoga para todos los niveles, con enfoque terapéutico y lúdico
Ejercicios de conexión, contacto y confianza progresiva
Trabajo de respiración y atención plena antes y después de volar
Espacios de integración verbal y emocional
Momentos para improvisar, reír, caer y volver a intentar —como en la vida misma
Se practica al aire libre, en espacios con sombra natural, entre árboles, con colchonetas y superficies seguras. Todo guiado paso a paso por facilitadores expertos.
Galería
Descubre momentos mágicos de acroyoga en nuestra galería.








Tu cuerpo ya lo sabe. Tu alma también.
Solo falta que nos escribas.

